domingo, 21 de noviembre de 2010

Es un secreto... lo siento


Aunque paresca que me estoy tratando de hacer la interesante y misteriosa, déjame aclararte... No es así. Te agradesco por haber respondido todas las entrometidas preguntas que te he hecho, pero eso no significa que vaya a querer contestar las tuyas. No es nada grave, no te preocupes, no te imagines nada grandioso, porque te aseguro que no lo es. Entonces ¿Por qué tanto enigma? Pasa que no me gusta revelar mis nuevos proyectos (los importantes), la gente suele hacerse desde ya una imagen de uno, sin embargo, solo son eso, proyectos. Me incomodan las expectativas, las preguntas que vienen después ¿y cómo vas con eso? ¿te resultó al final o no? ¿y vas hacer tal cosa al final? Me encantaría contarte, sé que crees que te oculto muchas cosas, pero creeme, es lo siempre.

Mañana mismo podría contarte que me voy del país y para mi sería lo más normal del mundo. Tú te descolocarás, pondrás cara de incrédula y te cuestionarás por qué no te conté antes, te digo, no es nada personal.

Tú podrás decirme que soy una egoísta y yo te diré que tienes toda la razón.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Sonambulismo



Los días y las semanas pasaban y volaban frente a ti, gritaban tu nombre para intentar detenerte, susurrarte algo al oído, darte una sacudida, un par de cachetadas y hasta empaparte con un balde de gélida agua. A eso se le habría llamado favor, no insolencia (de ningún modo) Lamentablemente para tus desdichas y las mías, nada de eso ocurrió, pues tu sordera y ceguera quedaron presas dentro de la superflua sonrisa de tu rostro. Reflejadas en el esmalte de tus dientes, atrapadas por esas rejas de marfil, silenciadas por tu crimen guardado en el fondo del iceberg.

¿Por qué un artesano fuerza cambiar el destino de su vasija si el sentimiento ya está inserto en la masa? ¡Cuánto mal hay al intentar deformar una escultura! Más terrible es ver como el espectador da cuenta de la falsedad que artista tiene con su obra. Su creación no vislumbra ni un vaho de su ser ¿Aún crees que nos engañas?

Y mientras transcurre el debate yo me contento con columpiar esta levedad sumida en mis ojos sin fondo ni luz, un interminable túnel de carbón.