martes, 31 de mayo de 2011

Club del Insomnio


Una de estas noches nos juntaremos todos los amigos sonámbulos, marcharemos por las calles serpentina rayadas bajo una infinidad de estrellas y cuando lleguemos a la cima de la montaña prenderemos una fogata. Uno a uno contaremos los dilemas del insomnio, lloraremos esa samba que retruena en nuestras cabezas por las mañanas. Maldeciremos a ese duende de las arenas que nos ha olvidado. Y es que por estas décadas todos se vuelven holgazanes. No hay Cupido, no hay Pascuero, ni el Conejito con sus huevos, ¿qué ratones?¿cuáles duendes? ¿cuál hada de los dientes?

Solo el viejo del saco hace noticia. ¿A dónde se irán las almas de todos aquellos asesinados? Pobres niños ultrajados. (por ese tema podríamos partir)

Y las estrellas desearán ser fugases al saber que deberán escuchar nuestro llanto de quejas, entre risas de consuelo y tonadas añejas. Uno de nosotros llevará una guitarra (no seré yo) pues ¿qué es de una fogata sin su buen guitarril?
Habrá frazadas por doquier, quien sabe, en una de esas alguien logra consumar el sueño y cuando eso ocurra habrá un silencio. Tomaremos nuestras cosas y cambiaremos de montaña para no molestar al emergente dormitante.

Miraremos la ciudad, olfatearemos las huellas de los pasos que cada habitante dio durante el día y qué paso? Nada, descubrimos que muchos usaron sus autos ( y si no hacen nada como les da sueño ?). Caminante no hay camino, nadie camina para andar.

Mal gobierno este ah! Como es posible que el dormir sea privilegio de unos cuantos sectores, que pasa con las minorías? Hacen falta más políticas públicas dormilonas, sin exclusión. Y ahí nos pondremos a fijar las bases del derecho roncador.

Si hay tanto que esclarecer y tantos puntos que intercambiar.

Otro llevará marshmellows (quizás yo)

¡Será una gran Convención!